Desde hace algún tiempo he estado pensando en cual realmente es la ventana del alma. Como
tengo ojos claros, siempre el dicho “Los ojos son la ventana del alma” me
parecía romántico y halagador. Perfecto! Eso querría decir que mi alma sería
muy bonita… pues hay más que solo un color, una expresión o una forma...
Es verdad
que nos enamoramos por los ojos, pero también por los oídos, por el gusto, el
tacto y hasta el olor… Mucha información entra por nuestros sentidos y hasta sale
al poder plasmar en nuestro mundo los pensamientos que nacen en nuestra mente. Pero ¿Que parte de nuestro cuerpo es tan
íntima y que conecta tan directamente lo que somos por dentro con lo que viene
de afuera?... ¿Que parte de nosotros literal y evidentemente se abre y permite
que entre, que se cree un contacto tangible y directo entre lo que constituimos
como cuerpo-alma y el mundo exterior? El culo, el Culo de un Hombre Gay!
Los
genitales
son lugares en los cuales el cuerpo permite que entre algo tangible
(y por tangible quiero decir algo que puedes medir, que tiene forma, que
puedes
tocar, oler, analizar su color y tener un efecto) algo que proviene del
mundo
exterior sin encontrarse con la oposición de una protección natural como
lo
tienen la boca o los oídos que finalmente son vías de entrada selladas
que perciben lo exterior más no lo reciben o dejan entrar directamente
sin un
proceso previo. Es claro que por la boca entran los nutrientes y
alimentos que
consumimos día a día pero para ello el cuerpo cuenta con las poderosas
substancias que naturalmente y sin ningún esfuerzo el cuerpo mismo posee
para
utilizar o desechar algo que le es perjudicial o benéfico para si mismo.
Claro que por una
ventana nada entra, todo se percibe, bien podríamos decir entonces que
no es
una ventana sino que es una puerta, una puerta al alma y al cuerpo…
“Una
foto no hiere más que una bala ni un pene menos que una canción”.
En
ninguna parte del cuerpo somos tan vulnerables y sensibles como cuando estamos
acostados boca arriba con las piernas apuntando al cielo. Cuando somos el
objeto de alguien que nos domina y nos posee, es ahí cuando nuestra humanidad
espiritual y corpórea se encuentra a su disposición, cuando más indefensos
estamos.
Es además nuestro patio trasero la vía de acceso más directa a nuestro cuerpo
interior con menos vigilantes. Cuando
permitimos que alguien entre ahí, no solo nos está dando una buena dosis de
placer sino que está entrando en nuestras vidas. Si, léanme bien, una buena
clavada no es solo eso, una buena clavada no es solo un hombre dándonos placer
sino es otro cuerpo entrando en nuestros desayunos, nuestras noches de
insomnio, en nuestros proyectos y planes, en nuestros sueños a corto y largo
plazo, en nuestras alegrías o futuras tristezas, en nuestras sonrisas y
lágrimas. Él está entrando, en nuestra alma…
Bien
dicen que cuando tenemos relaciones sexuales con una persona creamos un vínculo
que dura siete años. En realidad no dura siete años. El vínculo con quien
intimas puede durar hasta la muerte. Puede marcarte, cambiarte, vulnerarte
tanto que cada uno de los días de tu vida tendrás que recordar que una noche
tiene consecuencias en todos y cada uno de tus Lunes y Martes hasta que llegues
a abuelito.
Cada
vez que alguien te esté penetrando mira su abdomen, su pecho, su cara y piensa
“está entrando en mi alma”. Tal vez así puedas ver mejor si vale la pena dejarlo
entrar.
¿Que
es un condón? ¿Me siento tan valiente porque una telita de “plástico” me aísla
de combinarme con millones de células que amenazan con invadirme? Creemos que
cuando usamos un condón estamos vestidos de Superman. Claro está que es una
medida de protección necesaria. Pero como dijo mi amigo Aquiles: "Dios no está
dando oportunidades todos los días y tampoco las dan en promoción".
La
invitación no solo para ustedes, sino también para mi, es a pensar antes de
aceptar una invitación en si realmente vale la pena permitir a una persona
desconocida o que poco conozco entrar en mi vida y en mi alma y que tenga la oportunidad
de reestructurarla por completo, o si por el contrario prefiero mantener mi
integridad vital y compartirla con un ser escogido que me pueda proveer y
ayudar a construir más felicidad que lo que un encuentro casual pueda fugazmente intentar