lunes, 5 de junio de 2017

POSITIVO AL CUADRADO: ASPECTOS POSITIVOS DEL VIH.

Una vez alcanzada la fase de indiferencia, uno empieza a hacer balance sobre lo que ha cambiado en su vida y en su ser. Cuando ya se empieza a disipar toda la mierda de la cabeza y uno empieza a ver que ni su vida era tan perfecta antes, ni es tan horrible ahora, solo que distinta, empieza incluso a vislumbrar ciertos aspectos positivos que ha ido adquiriendo durante esta dramática experiencia vital, principalmente un desarrollo personal y una ganancia en profundidad, sabiduría y control e inteligencia emocionales.

Muchas relaciones personales adquieren una nueva dimensión, más intima y profunda, especialmente las sentimentales. El sexo deja de ser un simple saciamiento de instintos primarios animales para convertirse en algo más emocional, humano y menos primario. Se crea un vínculo especial en el caso de aceptación por parte de la pareja seronegativa que antes no existía. Se mira más la persona en sí, el interior y su calidad humana más que el aspecto o la atracción física.

Ahora en cualquier relación entran rápidamente en juego aspectos humanos como la moral, la sinceridad, la empatía, el sacrificio, la aceptación, etc, pasando enseguida a un nivel de intimidad y cercanía al que antes costaba mucho más llegar. El simple hecho de no aceptación por parte de una potencial pareja seronegativa conlleva un filtro o criba en el que sólo quedan las potenciales parejas más abnegadas y auténticas. En el supuesto de que la pareja sea también seropositiva, también suele haber un vínculo especial que los seronegativos nunca podrán entender.

Gracias al VIH también he aprendido a analizar y controlar mis emociones, a saber relativizar y tratar de ver otros puntos de vista con más facilidad. Porque no hay enfermedad más subjetiva que el VIH: para muchos es algo horrible de lo que no quieren ni oír hablar, muchos piensan que todavía es una sentencia de muerte, muchos otros jamás tendrían relación alguna con un seropositivo, otros incluso tienen miedo de beber del mismo vaso, algunos desearían eliminarnos de la faz de la Tierra, para otros es algo equivalente a una diabetes, para los negacionistas ni existe, a algunos les da igual e incluso existe gente que desea contraerlo (bugchasers) u otros que lo ven como algo "cool"; en unos países es delito no desvelar tu estatus incluso con protección y sin infectar, en otros no es delito ni aún infectando, en algunos se nos tiene hasta prohibida la entrada y se nos deporta...

Aquí entran en juego infinidad de variables de toda clase, desde la educación e inteligencia del individuo hasta la personalidad o la influencia de la sociedad.

Esta tremenda subjetividad y relatividad social y moral en un asunto tan básico y necesario como las relaciones humanas, emocionales y sexuales me han hecho aprender a ver desde diferentes ángulos y perspectivas asuntos que antes sólo era capaz de ver unidireccionalmente, especialmente en mis sentimientos y emociones, pudiendo llegar a elegir cuál es el punto de vista que más me conviene en cada caso. A esto se le llama inteligencia emocional, un concepto que antes no alcanzaba a entender en absoluto.

Por otra parte, creo que el sufrimiento en sí también me ha aportado cosas positivas. Me ha hecho madurar y apreciar cosas que antes no les daba mayor importancia. Creo que del sufrimiento se puede aprender y sacar conclusiones, y que hasta cierto punto es necesario en este mundo. No hay bien sin mal, no hay día sin noche, no hay yin sin yang...

Además me siento más consciente y cercano con el sufrimiento de los demás, pienso que hay muchísima gente en el mundo que sufre infinitamente más de lo que yo he sufrido y en el fondo me gustaría dejar de pensar tanto en mí y en mis estúpidos problemas y poder ayudar de alguna manera.

El haber tenido la convicción de que iba a morir también me ha hecho adquirir una mayor conciencia de la muerte y de la impermanencia, centrándome en lo que de verdad importa y no perder el tiempo con banalidades o preocupándome en estupideces o sobre lo que piense la gente, tendiendo a formarme criterios sólidas y propios con más facilidad, sintiéndome más indiferente a críticas y habladurías.

En el fondo, a día de hoy, como ya dije el VIH me da igual. Ya no es nada. Me he montado demasiadas películas en la cabeza. La vida continúa, ni mejor ni peor, sólo que distinta.

Y sin duda, todo lo aprendido me servirá durante el resto de mi vida.

Gracias VIH, has sido un gran maestro.